miércoles, 28 de agosto de 2019

TOOL • FEAR INOCULUM




Publicación 30 de agosto de 2019
Grabación 10 de marzo de 2018- marzo de 2019
Género(s) Metal progresivo, Rock progresivo, Art rock
Duración        79:10 (CD)86:38 (digital)
Discográfica Tool DissectionalVolcano EntertainmentRCA1​
Productores Tool, Joe Barresi

De "10,000 Days"(2006) a "Fear Inoculum" hay 4.873 malditos días con sus respectivas noches. Esa penuria es la que TOOL nos ha hecho padecer. Cada año pensábamos que sería al siguiente. Cada Fool´s April los medios nos vacilaban con que ya estaban en el estudio grabando. Por este motivo, TOOL posiblemente sea el grupo con más memes de la historia.
Pero no es momento de reproches. Su nuevo disco ya está aquí y antes de desgranarlo debemos dejar una cosa clara. Suena a TOOL. Suena mucho a TOOL. Suena a TOOL por todas partes. No hay mejor piropo posible.

El disco es un laberinto musical que te pide que entres y lo recorras sin ninguna prisa. Disfrutando todo el recorrido. Hay aristas, recovecos y zonas prohibidas. Tardarás meses en entender que te quedarás para siempre. Porque es un laberinto sin salida. Sus casi 90 minutos pasan volando. Cuando lo escuches 90 veces 90, empezarás a rascar la superficie. Acabarás en un bucle. O en una espiral.


Justin al bajo repite el maravilloso trabajo de hace 13 años en "10,000 Days". Allí nos dejó momentos impagables en temas como Jambi, Wings Pt 2 o The Pot.
Su entrada en la inicial Fear Inoculum ya nos avisa que está de dulce. Un tema reposado con una cadencia lenta y pesada. Es tan tranquila e hipnótica que debería resultar aburrida. No es el caso. El final te sobresalta con el último estribillo y el solo de Adam. El veneno ha sido inoculado.
Todo el trabajo de Justin está lleno de líneas de bajo muy originales. La parte inicial y final de Pneuma deja constancia de ello. También tras el primer estribillo de Invincible o la parte central de Descending. Su bajo está afinado en Zion. 

Su trabajo encaja de forma milimétrica con el buen hacer de Danny. Todo respira en unión. Carey no se centra solo en llevar el peso de la base rítmica de los temas. Hace ya bastante tiempo que su batería es un instrumento creador de ritmos, como es lógico, pero también de melodías. Va a piñón cuando debe y por libre cuando quiere. Realmente es como el segundo guitarrista. Hay multitud de solos de batería escondidos por todo el disco. Los ojos se salen de las órbitas y vuelven a entrar con cada frenazo y acelerón que provocan sus baquetas en 7empest.

Adam Jones puntea cuando sus compañeros crean melodías suaves y percute cuando lo creado es un muro sónico imponente. Cuando parece que va a enfundar, saca otro riff que nos deja tiesos. Los temas están plagados de melodías y distorsiones muy trabajadas. No hay puntada sin hilo. Parece que tuviera 18 cuerdas.

El disco es el más progresivo de toda la discografía de TOOL. Si exceptuamos los interludios, todos los temas superan los 10 minutos.
Invincible se cocina a fuego lento pero tiene tantas partes diferenciadas que es un viaje extremadamente satisfactorio. El guerrero inicia la lucha solo, cansado. Poco a poco se llena de esperanza. Todo termina como el rosario de la Aurora. Con un ejército a sus espaldas en búsqueda de la fuente de la eterna juventud ante la mirada endiosada de Calígula.
Una guerra imposible de ganar. El paso del tiempo siempre vence. Solo queda recordar victorias pasadas.

Descending discurre por parámetros parecidos con clímax final incluido. Esconde las letras más melancólicas y desesperadas del disco. La voz y la melodía cabalgan suavemente como si fueran una, encontrando belleza en la disonancia. Hasta que el tema estalla. Un gong da permiso para que las cuerdas de Adam llamen a todos a las armas o al orden. 

Culling Voices es la más terrenal sustentada por un registro vocal extraterrestre de Maynard. Es su interpretación más cercana a "A Perfect Circle". El tratamiento del riff final del tema nos evoca al inicio de Lateralus.

No es lo único que nos recuerda al pasado.
Hay ecos de Schism o Reflection en Pneuma, de Jambi en Invincible... El sonido de TOOL es tan personal que resulta imposible escapar de él. Pero todo está perfectamente traído. Nada sobra, nada falta. Buena señal. Estamos ante un grupo que juega en otra Liga. Su único rival desde "Ænima" son ellos mismos.

Posiblemente sea Maynard el que más ha cambiado respecto a discos anteriores. Está más contenido. No canta al ritmo de su amigo Fibonacci. Es más humano, más cercano. Cediendo más espacio e importancia a las partes instrumentales. Eso sí, siempre que aparece, lo borda.
La melodía vocal en las estrofas de Invincible o Pneuma son oro puro. Así como el tono oscuro e incluso amenazante en 7empest.

Es justamente 7empest el tema más poderoso del conjunto. Si TOOL ha creado algún single al uso en toda su carrera, quizá nos vendrían a la mente Prison SexSoberIntoleranceStinkfist o The Pot. Pero es de justicia hablar de 7empest como un single perfecto. Tras la intro entra un riffaco levanta-sotanas que tiraría a Cristo de su jodida cruz. Maynard canta cabreado las primeras estrofas casi atropellando las sílabas. Si a estos locos se les hubiera ocurrido acabar el tema en el minuto 5:12 iría directo a la MTV. ¡Con un par!
Pero TOOL nunca ha respetado lo convencional. Este puto single va a durar más de 15 minutos. Sin repetición de patrones. Sin estribillo conocido. Una auténtica barbaridad.
Pero es que lo mejor está aún por llegar. Adam, en modo Dios, nos va a dar en todo el hocico con las mejores melodías de su carrera durante los próximos 10 minutos. No descansa ni en la parte central, donde asistimos durante 7 minutos a una jodida jam session repleta de solos inspiradísimos. Batería, bajo y guitarra van casi por libre en algunos momentos. Imposible pensarla y componerla sin sustancias de por medio. Bill Hicks tenía razón en la famosa intro de Third Eye.
El tema regresa a la intro en modo eléctrico para poner fin a toda esta locura con Maynard repitiéndonos incansable lo que acaba de ocurrir, "A tempest must be just that". En el videojuego del metal, 7empest es el jefe final. Veintisiete años después de su debut, posiblemente hayan parido el mejor tema de toda su carrera. ¡Acojonante!


Vivimos en un mundo que usa y tira todo lo que compra. Olvida en días u horas todo lo que consume. Sufrimos una industria musical que valora en una sola escucha la calidad de temas compuestos y trabajados durante meses o años. 
TOOL ha logrado crear un espacio para su música que pocos grupos han conseguido. Todo sin regalar nada al oyente. Más bien al contrario. Pidiendo su esfuerzo para entrar en su mundo.
Cada noticia de Tool es un acontecimiento. Cada letra de Maynard se interpreta hasta el infinito. Cada disco es una celebración. Son la luz y el camino sobre el que otros leerán.

"Fear Inoculum" es otra obra magistral que mantiene el nivel exquisito de sus últimas publicaciones. Un disco que intimida al principio. Sus estructuras deben ser descifradas. Los detalles deben ser encontrados con infinitas escuchas. Es un disco para cerrar los ojos y profundizar en él. Es entonces cuando todo toma sentido. Te llevará donde nunca antes has estado.
Solo tiene una única pega. Que somos conscientes que en todo este tiempo el talento de la banda les hubiera permitido entregarnos dos o tres obras de este nivel.

Maynard nos suplicaba hace casi dos décadas que nos adentráramos en la espiral. Ahora nos pide que mantengamos la calma. ¡Joder! Que aquí vienen de nuevo.
Nosotros, 13 años más viejos. Ellos, 13 años más sabios.
Para todos vosotros, otro disco de culto.




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