jueves, 19 de marzo de 2020

UN MUNDO EN PAUSA


El mundo en pausa. Y durante horas, días y noches interminables, tenemos tiempo para reflexionar. Uno entiende que si los servicios esenciales paran, el colapso es inmediato. Pero nos estamos dando cuenta que la cosa no se queda ahí.

Un mes de parón lleva a las empresas a la quiebra. A despedir trabajadores a mansalva. Un mes sin el ingreso en la cuenta bancaria de la nómina, te impide hacer frente a tus gastos básicos. Un mes de parón y todo se va a la carajo.

No recordamos cuando comenzó a girar esta rueda. Una rueda llamada estado de bienestar. Estado que solo lo llega a ser para unos pocos. O en su defecto, lo llega a ser por comparación con otros que están en un estado continuo de malestar.
Estrés en el metro por llegar tarde a trabajar. Desesperación por los atascos en las carreteras. Agobios por el "todo es para hoy" en el curro. Agotamiento por la carga de trabajo y por las jornadas interminables.
Condenados a una constante monotonía. Ahora parece que esa monotonía nos encantaba.


Somos monos matando monos por un pedazo de tierra. Somos monos compitiendo con monos por un 0,01% más de beneficio. Somos monos luchando contra monos por ver quién es el mono más tonto que llega más alto.
Tenemos manos para ayudar a los demás pero las utilizamos para empuñar armas y firmar sentencias de vida y de muerte. Tenemos cuerdas para sacar a los demás del pozo pero las utilizamos para ahorcarlos.
Damos las gracias a la misma hora, a la misma gente a la que cuando todo pase, le gritaremos que son unos vagos y unos privilegiados.
Pedimos auxilio económico a los afectados por esta pandemia cuando no hace tanto ante situaciones de desahucios, de familias sin trabajo y con el paro agotado o personas en situación de vulnerabilidad les decíamos:"Buena suerte, estáis por vuestra cuenta".
Solicitamos pagas extras especiales a los funcionarios que nos están sacando de esto cuando tan solo meses atrás nos importaban una mierda sus salarios y la subida del SMI se consideraba una aberración que hundiría la economía..
Echamos de menos los besos y los abrazos cuando constantemente los evitábamos o los rechazábamos. Cada uno en su burbuja individual. En su odisea personal.

Pasaremos la primavera confinados en nuestras casas pensando en aquellas cenas con los amigos que no tendremos. Aquellas comidas familiares a las que no iremos. Pensando en aquellos conciertos a los que no asistiremos. En aquellos nuevos viajes que no realizaremos.

¿Nos debe servir esto para acordarnos de aquellas personas a las que queremos de verdad? No.
Nos debe servir para decírselo.
¿Nos debe servir esto para valorar más cada pequeña cosa? No.
Nos debe servir para reflexionar si de verdad no tenemos una forma mejor de vivir.


Una vida en la que si pinchas durante un solo instante, no pierdas toda la carrera. Una vida en la que si tienes un problema pasajero, no sea tu ruina. Una vida en la que si te tropiezas, no pierdas el ritmo. Y menos aún seas pisado por los que vienen detrás.
Nos recuerdan que después de la tormenta viene la calma. Pero de sobra sabemos que luego siempre viene otra tormenta.

Quizá sea esta desgracia la que nos haga comprender que este viaje es único y que solo se entiende cuando lo hacemos juntos.
¿Por qué hay que vivir a 200 km/h con lo bien que se ve el paisaje a 20? ¿Por qué no podemos poner la cámara lenta y disfrutar más de cada instante? ¿Por qué no mandar este ritmo de vida todos juntos a la mierda? ¿Necesitaremos decenas de miles de muertos de nuevo para darnos cuenta?

Obligados a pasar por esta vida como simples turistas, ¿seremos capaces de convertirnos en viajeros?


Repugnante es la criatura que desperdicia la capacidad de mirar al cielo y entender el poco tiempo que estaremos aquí. (Tool - Right in Two)