Han pasado 110 años desde el nacimiento de Miguel Hernández. Uno de sus grandes poemas, "El hambre", tiene la misma vigencia hoy que entonces.
Para quiénes critican la subida del Salario Mínimo Interprofesional, porque quienes cobran poco, alguna culpa tendrán. Seguramente no se hayan esforzado lo suficiente:
"No habéis querido oir con orejas abiertas
el llanto de millones de niños jornaleros.
Ladrábais cuando el hambre llamaba a vuestras puertas
a pedir por la boca de los mismos Lucero"
Para quiénes se indignan porque les suben dos puntos el IRPF a los trabajadores que cobran más de 300.000 euros brutos al año:
"Se ejercita en la bestia y empuña la cuchara
dispuesto a que ninguno se le acerque a la mesa.
Entonces solo veo sobre el mundo una piara
de tigres y en mis ojos la visión duele y pesa"
Para quiénes les parece bien el libre mercado criminal en el precio de alquiler de la vivienda:
"Los años de abundancia, la saciedad, la hartura
eran sólo de aquellos que se llamaban amos..."
Para quiénes llaman paguita a la renta mínima vital destinada a miles de familias en situación vulnerable:
"Nosotros no podemos ser ellos los de enfrente,
los que entienden la vida por un botín sangriento:
como los tiburones, voracidad y diente,
Panteras deseosas de un mundo siempre hambriento"
Y para los políticos que están muy lejos de entender los problemas de la gente, les regalaría en este caso, los mejores fragmentos de su poema "Los cobardes":
"Ocupad los tristes puestos
de la triste telaraña.
Sustituid a la escoba,
y barred con vuestras nalgas
la mierda que vais dejando
donde colocándose la planta"