viernes, 21 de septiembre de 2018

HAZTE EMPRESARIO, HAZTE PROXENETA

  • Visión de la prostitución desde el punto de vista de la mujer, con las limitaciones que tiene, primero, ser un hombre; y segundo, no haber pagado nunca por tener sexo. 


Algunos hombres, no contentos con tener un bar cada 100 metros, necesitan un prostíbulo cada 200. Así se garantizan que exista un contingente de mujeres a su disposición.
Su problema al parecer es que no follan. No tienen claros los motivos. Pero el caso es que no follan. Y les resulta mucho más complicado buscar y corregir las causas que pagar por follar.

Son hombres que creen que hay que legalizar la prostitución. Que las mujeres que quieran dedicarse a ello de forma voluntaria, tienen derecho a hacerlo. Que es un trabajo como otro cualquiera.
Si esa mujer fuera su hija, por ejemplo, habría que ver si piensan lo mismo.

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En un colegio cualquiera, el año previo al paso a la Universidad.
Y tú Pepita, ¿qué quieres ser de mayor?
- Yo prostituta profe. 
- Muy bien Pepita. Es un trabajo legal y muy bien remunerado. Si sacas buenas notas podrás ir a la Facultad de Prostitución para ser la mejor en tu oficio. Esfuérzate y lo conseguirás.



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¿Qué supone legalizar la prostitución?

Habrás leído en muchos sitios que legalizar la prostitución acabaría con todo la mafia que rodea ese mundo. También provocaría que las enormes sumas de dinero que se mueven en el negocio pasaran de dinero negro a dinero contante y sonante, tributable y recaudable. Y con las prostitutas cotizando por sus servicios.También si legalizamos la cocaína conseguiríamos lo mismo. Y nadie se ha planteado legalizarla.
Quizá la legalización provoque un aumento precisamente del proxenetismo. Solo que ahora legalizado y amparado. Proxenetas hechos empresarios. Proxenetas pidiendo horas extras a sus trabajadoras sexuales.

¿Quién quiere ser prostituta?


Entendemos que las mujeres actualmente explotadas en ese mundo querrían dejarlo de forma inmediata.
Entendemos que mujeres adineradas no necesitarían cobrar por sexo. El dinero les sobra. Por lo tanto, lo harían por placer y con quien quieran.
Quizás esta sería la realidad. Solo las mujeres con problemas económicos, con necesidades materiales trabajarían como prostitutas para poder salir adelante.

No dudamos que puede haber mujeres que hayan decidido libremente prostituirse. Su decisión tiene que ser respetada, pero nunca otorgar cobertura laboral a su actividad.
Además,la posibilidad de que haya prostitutas que ejercen con libertad, que eligen a sus clientes, que deciden qué hacen y qué no, hace pensar que su situación es acomodada. Que no hay necesidades urgentes económicas que cubrir. Y por lo tanto, sigue sin justificarse el amparo de un convenio laboral o de un sindicato.

Es difícil ver un futuro más tétrico. Con la legalización hacemos que las relaciones sexuales estén mediadas por el mercado. La oferta y la demanda. Calles llenas de puticlubs con los precios en la puerta. Como si fueran restaurantes. Ofertas entre semana y vales de descuento por número de visitas.

Lo ideal dentro del sexo es que un hombre no encuentre deseable tener relaciones sexuales con mujeres que no sienten deseo por ellos (y viceversa). Este ideal lo dejamos atrás hace tanto tiempo que hasta dudamos que existiera. Esa es nuestra derrota.

La abolición de la prostitución no debe suponer la persecución de quien la ejerce. Sino de quien paga por el servicio.
La intención no es criminalizar a la prostituta. Si no al que paga. La intención no es criticar la moral o ética de quien ejerce la prostitución. Sí  la de quien paga dinero por sexo.
No es lo mismo el sexo con intercambio de dinero que el sexo sin él.
El pago da derechos. Y en esa relación contractual no se juega de igual a igual.

Sorprende la visión que defienden algunos. Nos repiten que somos dueños de nuestro cuerpo y por lo tanto podemos hacer lo que queramos con él. Si puedes pedir dinero por sexo, también lo puedes pedir por donar un riñón o el meñique. O por dejar que te agredan. Jamás esas acciones podemos legalizarlas.

El liberalismo y el feminismo jamás pueden ir juntos. ¿A quién defiende ese feminismo? ¿A las mujeres que libremente firman un contrato por tener 25 relaciones sexuales a la semana? ¿A las mujeres que libremente firman un contrato por tener 6 felaciones al día? ¿O acaso a las mujeres que tienen que practicar sexo con alguien con quien jamás lo harían gratis?
Ese contrato, ese salario tributable y cotizable, no convierte a quien paga por sexo en alguien deseable.

No todo lo que da beneficios se puede considerar un trabajo. Abolir la prostitución es una necesidad. Legalizarla nos convertirá en enemigos irreconciliables de los Derechos Humanos.

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