lunes, 11 de noviembre de 2019

LOS EXTREMOS NO SE TOCAN


No seré yo quien le reproche el voto a nadie. Cada uno es libre de votar a quien le plazca. Y me da igual que vote tras comparar concienzudamente los programas, que lo haga porque le parece guapo su representante o porque le gusta el logo del partido.

Pero no nos vamos a quedar callados mientras escuchamos a menudo cómo se compara sin pudor en este país a la extrema izquierda con la extrema derecha. No vamos a permitir que digan que los extremos se tocan.

Porque no es lo mismo ser racista (muros en Ceuta y Melilla, copago en sanidad para inmigrantes legales con menos de 10 años en España, expulsión de inmigrantes que cometen delitos, odio a los musulmanes, constante criminalización de los extranjeros...) que antirracista.
No es lo mismo ser homófobo (prioridad en la adopción para parejas heterosexuales sobre homosexuales, terapias para curar a homosexuales...) que anti homófobo.
No es lo mismo ser machista (derogación de la ley de violencia de género, sacar el aborto de la sanidad pública) que feminista.
Y no es lo mismo ser fascista (ilegalización de partidos políticos) que antifascista.

Porque la virtud no está siempre en el término medio. Solo hay una miserable y patética tolerancia en el medio de racismo y antirracismo, de machismo y feminismo, de homofobia y anti homofobia, de fascismo y antifascismo.
Los extremos no se tocan. Nunca se han tocado y nunca se tocarán. Porque cuanto más lejos estemos de la extrema derecha, más cerca estamos de donde queremos.

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