jueves, 9 de abril de 2020

LAS BESTIAS NO ENTIENDEN DE LENGUAS


De un tiempo a esta parte estamos asistiendo al crecimiento exponencial de gente muy sensible con nuestro idioma. Gente muy preocupada por las palabras que escucha últimamente. Palabras al parecer relacionadas con lo que los "progres" (de forma suave) o "feminazis" (de forma fuerte) llaman lenguaje inclusivo.
Cuando los salvadores de nuestra lengua escuchan el "todos y todas" se ponen muy nerviosos. Evitan decir presidenta aunque además de ser correcto sea la forma idónea y preferible. Pero sobre todo les revienta escuchar palabras erróneas como monomaternal, portavoza, etc.
No sabemos donde andaban cuando la RAE aceptó espanglish, sunami, bluyín (sí, de blue jeans), jonrón (sí, de home run, y tiene su jonrones en plural), güisqui, apartotel, guasapear o pompis. Imaginamos que en algún curso de latín o griego.

Estos cavernícolas lingüísticos desconocen lo que es un idioma. Desconocen que los idiomas están vivos. Siempre están en continuo cambio. En algunos casos para aceptar extranjerismos. En otros para validar palabras de uso común en la sociedad, incluso aunque no respeten la gramática ni se rijan por reglas etimológicas.
Irene Montero es consciente de la incorrección de la palabra portavoza. Al igual que cuando usó la palabra monomarental. Quiso dar visibilidad a ese lenguaje reivindicativo cuya finalidad es convertirlo en inclusivo. 
Son términos utilizados como ejemplos. Y su uso continuado por parte de la sociedad podría convertirlas en palabras aceptadas por la RAE. Y por lo tanto, correctas.


Cuando los eruditos de la lengua patalean con palabras como esas, conviene llevarles mentalmente al año 1997 y recordarles aquel erróneo Iros (en vez de Idos) escrito en la portada del mítico disco en directo de Extremoduro.
Veinte años después de su publicación y tras ser aceptado el término por la RAE, cobró todavía más relevancia el título, "Iros todos a tomar por culo".

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