martes, 20 de agosto de 2019

CISMA


Cantaba el grupo estadounidense Tool, en su aclamado tema "Schism" (Cisma), "sé que las piezas encajan porque las he visto desmoronarse". Así ocurrió el 1 de Junio de 2018, cuando la moción de censura a Rajoy hizo presidente a Pedro Sánchez.
Fue el inicio de la comunicación constante del PSOE y Podemos. De llamarse socios preferentes. El pacto en los presupuestos Generales así lo indicaban.

"Entonces la luz que alimentó nuestro fuego ha creado un muro entre nosotros, para que no podamos ver ni alcanzar un acuerdo. Estropeando nuestra comunicación", continúa el tema.
Y así ocurrió tras las elecciones generales del 28 de Abril del 2019. La movilización de la izquierda frente al posible tripartito de derechas dio un margen amplio a la suma de PSOE y Unidas Podemos. Pero comenzaron los problemas.
Desde siempre, la izquierda está por lo mismo, pero innumerables matices les separan. Sin embargo, a la derecha, innumerables matices les separan, pero pactan porque en el fondo están por lo mismo.

"Nadie tiene la culpa. No significa que no desee señalar con el dedo... Volver a unir las piezas para redescubrir la comunicación", sigue la canción. 
Aquí es donde llegamos al relato. Quién fue el culpable. Esta búsqueda siempre es el inicio de la ruptura definitiva. La vuelta atrás puede ser ya imposible. Incluso provoca que todas las reuniones y acuerdos se reinicien y empiecen de cero. Es decir, echar al traste todo el trabajo previo.

"Encontrando la belleza en la discordancia". O mejor dicho. Saber entenderse en las opiniones parecidas y saber encontrarse y ceder en las contrarias.

Las piezas parecen más distantes, "estranguladas por la codicia". "Los peligros de la inseguridad nos condenan a fracasar, a menos que evolucionemos, fortaleciendo nuestra comunicación". Las líneas rojas y los vetos no llevan a ningún lado ante una negociación.

Estamos ante semanas de unas posibles nuevas y absurdas elecciones y "el frío silencio tiene la tendencia de atrofiar cualquier sentimiento de compasión entre supuestos hermanos".

No hace tanto todo parecía funcionar.
"Schism" acaba con un Maynard James Keenan que se desgañita gritando, "Sé que las piezas encajan, sé que las piezas encajan, sé que las piezas encajan, sé que las piezas encajan...". Y si no, háganlas encajar.


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