miércoles, 11 de noviembre de 2020

EXTREMODURO • HASTA LOS HUEVOS DE VIVIR

Extremoduro se levantaron una mañana de hace casi un año "hasta los huevos de vivir". Seguramente un lunes. Y nos informaron de una gira de despedida para el verano de 2020 que el coronavirus canceló. 

Estos días nos han confirmado que finalmente será en mayo, junio y julio de 2021.

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"Hizo el mundo en siete días,

Extremaydura al octavo,

a ver qué coño salía

y ese día no había jiñado.

Cagó dios en Cáceres y en Badajoz".

Así se presentaba Extremoduro hace más de 30 años en el tema Extremaydura, de su primera maqueta. Ese mismo tema incluía su frase mítica "Extremaydura, tus mujeres nos la ponen"

En su segundo disco, Somos unos animales (1991), nos contaban en el tema Necesito droga y amor que "no necesito alas para volar, prefiero LSD". En Estado policial (Deltoya, 1992) nos soltaron "pincho las arruedas de los coches-policía, pongo un par de bombas en cada comisaría". En Bri bri bli bli, del cuarto disco, Donde están mis amigos (1993), bastaron dos frases para dejarnos doblados, "me acuerdo de ti, me cago en tus muertos". En Agila (1996) eran completamente explícitos en el tema Prometeo, "me revuelco por el suelo y me revienta la polla de pensar en ti". Y en Salir, del álbum Canciones prohibidas (1998), nos instaban al desenfreno con el famoso "salir, beber, el rollo de siempre, meterme mil rayas, hablar con la gente".

Si añadimos letras de otros temas como:

-Luce la oscuridad- "¿Quién va a meterse por el culo mi libertad de expresión cuando diga que me cago en la Constitución?".

-Jesucristo García- "Yo no soy Jesucristo García, a mí no vienen a verme los enfermos. A mí viene a verme la gente sana y yo los pongo a todos ciegos".

-El día de la bestia- "Si llega la policía no es pecado vida mía ponerse a disparar".

O títulos de canciones como Puta, Golfa, Me estoy quitando, Hoy te la meto hasta las orejas o Su culo es miel, tenemos un cóctel explosivo.

De nacer hoy y presentar estos temas en un álbum debut, Extremoduro estaría de concierto en concierto y de juicio en juicio. Sindicatos policiales, abogados cristianos, organizaciones pseudofeministas, asociaciones varias y otros escocidos, que no saben diferenciar información, opinión, humor, ficción, realidad o arte, estarían muy ofendiditos. La letra de El día de la bestia, como madre de todas las ofensas, hubiera acabado en el Supremo con una condena de prisión permanente revisable.

El grupo tendría una respuesta para todos ellos, la del título de su disco en directo, IRos todos a tomar por culo (1997). A la Real Academia Española le costó 20 años pillarlo.

Prefirieron etiquetarse ellos mismos antes que lo hicieran otros con la reedición de su primer álbum, Rock transgresivo. Directos y malhablados. El lenguaje de la calle llevado a la poesía. Pablo Neruda, Miguel Hernandez, Federico García Lorca, Antonio Machado, Marcos Ana o Manolo Chinato pululan por su discografía en temas que tratan sobre la marginalidad y la delincuencia y que hacen apología de las drogas, del alcohol y del amor (o más bien desamor), casi siempre como sinónimo del sexo.


Pusieron Plasencia en el mapa, así como Monfragüe o el valle del Jerte. Consiguieron llegar a más gente de la que nunca soñaron alejados siempre de los canales de promoción habituales y de la radiofórmula. Otros, con el paso de los años, se hubieran subido al carro de sus propias copias happy. La comercial de Melendi o la soft de Estopa. Pero Robe, su cantante y letrista, siempre consideró que el éxito era gustar mucho a unos pocos en vez de gustar un poco a muchos.

Reivindicaron el castúo en algunas canciones y en el título de uno de los mejores discos de la historia del rock español, Agila (espabila). Guiño a un dialecto no oficial cuando mucho ignorante hoy desearía acabar hasta con las lenguas cooficiales.

Se cansaron de ser hombres buscando una luna. Lo que encontraron fue una estrellita pequeñita pero firme que nunca dejará de brillar.

Su legado es una discografía impresionante. Algunas de sus canciones, melodías y letras, ya instaladas en la cultura popular, sirven para recordarnos que el arte no debe pedir permiso para vivir al borde de los límites. En el extremo.


A los que se quedaron en So Payaso o Correcaminos, les queda lo mejor por rascar. A los que los dejaron de escuchar después de los 90, tienen discos posteriores imprescindibles como Yo, minoría absoluta (2002), La ley innata (2008) o Para todos los públicos (2013).

Extremoduro no se van, concretan la fecha de su muerte con Satán.

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